Por Juan Tomás Valenzuela
Ya Danilo y Margarita,
para eludir el retén,
se van hacia el Parlacen
como el mosco y la mosquita.
El ungido y la “maidita”
(como le dice Yolanda),
corriéndole a las demandas
de dolo y de corrupción,
se ocultan tras un crespón,
en lo que Miriam, se ablanda.
Usando la jugarreta
que una vez usó Leonel,
la pérfida y el lebrel
que apodaban Juan Bragueta,
van a seguir en la teta,
(aunque ya no es por dinero)
buscándole un bajadero
con muy oscuras raíces,
a Miriam, a Berenice,
a jueces y carceleros.
Estos dos pelafustanes
se valen del Parlacen,
para no abordar el tren
que los lleve a los Balcanes.
Más, si se le dan los planes
a este par de gavilleros,
a quien le arderá el trasero
es al marío es esa zorra,
pues mandarán a la porra
a la FUPÚ por entero.
Aunque realmente factible,
moralmente es incorrecto
que este par de circunspectos
busquen salidas posibles,
ante los hechos punibles
de dolo y de corrupción.
El que peca de ladrón,
no importa donde se meta,
recibirá la boleta
que lo lleve al paredón.
Juan de los Palotes
10 noviembre 2020